tiene la virtud de sacarme los secretos
y colorear mis sueños de negro o azul:
cuando platica mis ayeres se pone tristona
¡ah! pero con el amor es tierna y afable;
con mis privacidades, indiscreta...
Si se trata de errores o defectos,
consejera y reprendedora;
en fin, ha aprendido a ser
compañera de mis desahogos.
A veces siente miedo
si se ve de pronto
como náufrago, perdida
en la inmensidad de las letras...
y cómo se alegra
cuando llega al puerto
de una hoja blanca, nueva.
Mi pluma casi grita
cuando se siente atrapada
en la enorme telaraña
de sus propias palabras.
Habrá que agregar:
le molestan los borrones,
las palabras extranjeras y difíciles,
los signos raros... y los números.
Le incomoda sobremanera la ortografía,
supone democráticamente
que la "ese" y la "c" son iguales;
que para la "be" y la "uve"
no hay difeerencia.
le fastidian los márgenes,
los signos de puntuación,
aunque en ocasiones se desconsuela
con el punto final.
¡Ah! sin embargo, cuando discurre
en la superficie de una hoja
¡no! no sólo es pluma,
son las alas completas
de una ave socorrona y errátil
y además de volar, corre,
canta y brinca como un niño
jugando a la rayuela.
Olvidaba decir:
mi pluma cuando escribe,
también llora.
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