PRESEA AL MÉRITO CIUDADANO

AMADOR PEÑA CHÁVEZ
¡FELICIDADES MAESTROS Y MAESTRAS!
Estar en la boda de Gabriela y Alfonso fue algo maravilloso que no voy a olvidar, en primer término por el amor tan grande que se profesan, en segundo, por acompañar a mis paisanos Ariel Antonio Múzquiz Soto y Guadalupe García de Múzquiz, asimismo a mi gran amigo Hilario G. Manrique Jiménez a quien en todo momento vi siempre alegre y cumplido con la concurrencia por que sé que él, más que todos, sentía la presencia de su amada Chiquis (Yolanda de la Garza) quien desde la dimensión celestial estuvo como siempre a su lado y a todos nos sonreía con la alegría que siempre la caracterizó.
El amor de Lalo y Chiquis es tan grande que rompe las barreras del tiempo y de la distancia y trasciende la dimensión del cielo a la tierra, porque Yolanda, no es de las personas que mueren, ella vive presente en los inolvidables recuerdos y fiel en el afecto de quienes la conocimos y admiramos por su gran valía como persona y esposa, en Lalo persiste el nunca olvidado gran amor.
Me sentí tan emocionado porque en Gaby (de Ciénegas) y Alfonso (de mi amado Palaú) vi repetida mi propia historia cuando hace treinta años me casé con Ana Elva Ferriño, estuve tan feliz, como si viera en un video mi propia boda en el “Tropical Viejo” propiedad de la familia Manrique; como ahora, –también de una cieneguense con un palauense-, es algo indescriptible que difícilmente voy a volver a sentir.
El Marengo, iluminado con el verdor de sus enormes nogales y la armonía musical que se dispersaba en un ambiente donde el espectáculo de las estrellas, como alud palpitaban al ritmo de la emoción.
Al centro de las mesas un fresco arreglo floral y una vela vítrea con el níveo polvo de los Arenales, cernido por los bienhechores vientos, lugar distintivo de Cuatro Ciénegas y polvo de carbón. material característico traído de de “La Perla de las minas” Palaú, Coahuila, que se conjugaba representando en la alianza sentimental de Gaby y de Poncho, la unión de dos pueblos fuertemente adheridos en su amor, pero simbolizando también que en esa hermosa conjunción como la arena y el carbón juntos guardaban un gran respeto por la propia identidad.
Dos amadísimos pueblos, claro, que con un rojo ardiente guardo en la propia geografía de mi corazón: Palaú y Cuatro Ciénegas.
Antes de servir la cena, me invita mi amigo Lalo a leer un pequeño poema que escribí por tan bonito motivo, corto en extensión pero grande en mis deseos para los novios.
Al bajar del estrado, me esperaban los novios emocionados y mis paisanos de Palaú con quienes me fundí en un afectuoso abrazo. Después siguió la fiesta y pude compartir con Ariel Antonio Múzquiz, Papá del novio y mis queridos paisanos, recuerdos de aquel Palaú de mi inolvidable infancia.
Ya como a la una de la mañana recibimos la visita del viento “Cañonero” que no sólo nos brindó un agradable frescor, sino que nos traía a los novios y a nosotros el saludo de los insólitos parajes del desierto.
Previo a ese día, estuve a punto de no acudir a la fiesta por mi fuete dolor lumbar, pero sabía que mi compromiso era muy grande y acudí, pero desde que llegué yo se que mi amiga Chiquis, mamá de la novia y excelente amiga, desde el cielo le mandó un rayo milagroso a mi espalda y no sentí ya más dolor, surgió el Amador de antes, por siete años nunca había podido terminar una pieza de baile, esa noche no sólo baile, sino que pude convivir alegre, hasta canté con el profesor Pompilio, ícono artístico del lugar.
Chiquis: te agradezco que me hayas brindado este milagro, sé que estuviste pendiente para que fueran halagadores todos los detalles de la boda de tu amada hija con Alfonso. Qué más demostración de tu inmensurable amor.
Por eso pedí a mi amiga la Doctora Graciela Martínez González que desde Sudáfrica dirige este blog para incluir estos comentarios en “amar amando”
Porque ésta es una real y bella historia de amor.
Con todo mi afecto
CARBÓN Y ARENA
Palaú y Cuatro Ciénegas, reductos de magia milenaria.
Uno atesora bajo tierra, petrificados bosques ancestrales,
el otro, en sus arenas y humedales, el eco de mares remotos.
El carbón y la arena, los dos, sorprendentes y atávicos.
El negro y el blanco, que simbolizan entre sí
la noche y el alba, el hombre y la mujer,
la naturaleza y el espíritu, los anhelos y la acción;
que hoy se juntan en armonioso encuentro.
Conjugados al fundir en Gabriela y Alfonso
dos corazones para palpitar al unísono,
dos voluntades para surcar un mismo sueño,
dos caminos para proseguir en una misma senda.
Un puñado de arena y de carbón, que sintetizan
al conjuro del cariño y la bendición de Dios:
fuerza y terneza, fe y voluntad, ímpetu y candidez
de dos vidas unidas, con el lazo indisoluble del amor.
Amador Peña Chávez
Hace 30 años, Ana Elva y un servidor, vivimos una historia similar. En horabuena para Palaú y Cuatro Ciénegas, sobre todo para Gaby y Poncho.
A LAS MUJERES:
Porque poseen el bendito don de dar vida:
Por su abnegación nos hacen ser agradecidos
por su fortaleza nos hacen ser firmes
por su ternura nos hacen ser buenos
por sus anhelos nos hacen ser grandes
por su bondad nos hacen ser justos
por su sonrisa nos hacer ser alegres
por su belleza nos hacen ser plácidos
por su fe nos hacen ser creyentes
por su amor … nos hacen ser felices
y amar todas las cosas,
desde las más sencillas
hasta las más prodigiosas
que ofrece la existencia.
Amador Peña Chávez
“La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada; ni de la cabeza para ser superior… sino de su costado, para ser igual. Debajo del brazo para ser protegida… y al lado del corazón para ser amada…”
Referencia: José Huerta
"Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu feminidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas."
Juan Pablo II
IMPORTANCIA DE LA MUJER
Por Amador Peña Chávez
"Bienaventurada la mujer porque de su ser, emana como agua cristalina un torrente de ternura y sentimiento para inundar los más caros valores humanos, como fuente de vida, como fuente de amor, como fuente de bondad y como fuente de gracia".
Grandes e innumerables han sido los sacrificios y las penalidades que ha tenido que padecer la mujer en el devenir de la humanidad, para alcanzar su reconocimiento y ser comprendida en su exacta dimensión en el papel que desempeña en la sociedad.
Bastaría con echar una hojeada del largo camino de la historia a las distintas cosmogonías de los pueblos antiguos para explicarnos en parte su marginación y la subestima que ha tenido que padecer.
El libro de los libros hebreo, nos dice que Yavé después de crear al hombre a su imagen y semejanza, le dio la oportunidad de ponerle los nombres a las aves del cielo, a las fieras salvajes, pero al no encontrar en ellos un ser semejante para que lo ayudara, Yavé lo hizo caer en un profundo sueño, le sacó una de sus costillas, con ella formó a la mujer y la llevó ante el hombre, entonces el hombre exclamó: ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne, la llamaré varona porque de varón ha sido tomada.
Y he aquí que según el Génesis, ésta fue la causante de que el hombre probara la fruta prohibida, Yavé a la mujer dijo: multiplicarás tu sufrimiento con los embarazos, con dolor darás a luz tus hijos, necesitarás de tu marido y él te dominará.
Los vedas de
Entre los chinos el dios supremo o Augusto Jade sin ninguna otra participación, creó a la mujer como deidad de la vida y de la muerte, pero siempre sometida a su creador a quien debió su origen.
En el Japón antiguo sólo existen dioses varones, fuertes, bondadosos, inteligentes, hermosos y sobre todo más poderosos, pero mortales y productivos; para distraer su aburrimiento crean el mundo, como eran hermafroditas en un desdoblamiento celestial surge un dios macho y una diosa hembra a quienes llamó Izanagi e Izanami, el genio femenino habiendo descubierto al macho exclamó "estoy extasiada de ver un joven tan bello, entonces Izanagi en tono brusco respondió -Yo soy hombre y por lo tanto, es justo que hable primero, ¡cómo te has atrevido a empezar siendo tú mujer.!
En el viejo Egipto, los dioses crearon primero a Osiris que personificaba la inteligencia, el poder, la bondad, el instruido, el conocedor de las artes y las ciencias, después creó a Isis, la mujer, quien descubrió el trigo y la cebada consagrada a las actividades alimentarias y hogareñas.
Entre los griegos Zeus nace de Cronos, el tiempo y Gea, la tierra; lo curioso es que sus hijos no nacieron de la pareja. Dionisios nace del muslo de su padre, Atenea diosa de la inteligencia de un fuerte dolor de cabeza del mismo progénito y Afrodita diosa del amor y la belleza, nace del miembro viril que Zeus le arrancó a su padre Cronos en su lucha por el poder y que había sido arrojado por éste al mar.
Un buen día el padre de los dioses helénicos quiso castigar a los hombres y para ello pidió a Vulcano fabricara una mujer, éste, tomando como modelo a las diosas del Olimpo, construyó a Pandora cuyo nombre significa mujer de todos los dones a quien le fue ofrecido un cofrecillo que llevaría consigo, pero no debería abrir; la curiosidad hace que ésta lo abra y por su culpa los hombres recibimos todos los dolores, las fealdades, los vicios y los males.
Cuenta una leyenda romana que Pigmalión rey de Chipre, esculpió con mucha devoción una estatua con tanta belleza que se enamoró de ella, Venus al ver tal obra y el desmesurado amor de éste, enternecida le infundió vida, creando así, a la mujer.
Entre los Aztecas el dios supremo era el sol a quien se le ofrecían todos los sacrificios y ofrendas y al fondo de la mitología estaba la tímida presencia de la diosa femenina representada por la luna, secundaria y casi olvidada.
Todo esto nos explica tantas razones respecto a la concepción que muchos pueblos de la tierra le concedieron a la mujer y que por milenios, la fue rodeando de un papel de sumisión y dependencia, como ser inferior y al dominio excesivo del hombre.
Rosario Castellanos, cuando analiza la conducta machista del mexicano, nos dice que la visión que tenemos del sexo femenino se reduce a tres mujeres:
El papel de la mujer en nuestro país desde sus orígenes siempre ha sido significativo y determinante.
Con
En los años cincuentas con el México pos-revolucionario, la vemos luchando por el voto y su derecho de participación política; en los setentas, adalid de los postulados de la emancipación mundial de la mujer.
Hoy al fin empieza a reconocerse la función tan importante de la mujer en la vida social, política y económica del país, no como un remedo de hombre, sino desde su propia peculiaridad, con todos sus derechos como persona, con igualdad de oportunidades y libertad para desarrollar todo su potencial humano.
Considerar a la mujer en esa dimensión, no es sólo un acto de justicia, sino una necesidad de éste nuestro querido México en crisis que requiere de su par-ticipación, inteligencia, sensibilidad, espíritu de su fortaleza y de su gran vocación humana que la caracteriza.
Con motivo a
Y al final como dice el poeta, sólo un corazón redime, sólo una voz alienta, sólo una gracia conquista, sólo una sonrisa alegra y todo en un sólo ser, el principio de la vida, la mujer.
RECUERDO
Por qué se obstina mi pecho
en escarbar las heridas
de lo que hace mucho tiempo
quedó en las cosas perdidas.
Con qué terquedad remuevo
este inútil renacer,
consumido ya en el fuego
de lo que no pudo ser.
Pero surge en los anhelos
de mis soledades tristes,
alas ansiosas de vuelos
hacia nidos que no existen.
No obstante el dolor y daño
revivo de aquel amor,
la herida del desengaño
que el tiempo nunca cerró.
En ese empeño me encierro
de invocar lo que se ha ido,
de tener sed de recuerdos
y estarme ahogando de olvido.
Disculpe,Amador,mi falta de tiempo,aqui le mando a propósito de lágrimas
POR QUÉ LLORAN LAS MUJERES?
Las mujeres lloramos porque sí
porque el mundo necesita de un vehículo, porque somos el mar sintetizado, porque el fluir de la ternura sobre el rostro, mitiga el dolor del averno, porque aprender a vivir es más difícil, porque de agua y sal nacimos, y allá siempre volvemos cuando algo sale mal
y derramamos las mujeres la rabia que nos sobra, el beso que no dimos,
el te amo no dicho por orgullo,
el deseo que duerme en las tinieblas, el hijo que no vino o que se fue, la madre que ya nos abandona, y el hombre, aquel que nos
padece y padecemos,aquel que es viento errante,caballo indómito,
amor y dolor calcinante, contenido de lo oculto y lo imposible, misterio y fe,
arena movediza o pantano que no aguanta el peso de las ninfas
Porque el mar es agua y sal, casa de algas, origen de la vida, córregos
de infinitos, principio y fin, por eso cuando una mujer llora se le escurre un pedazo de mar por las pestañas y en ese momento de sublimidad el tiempo para, los relojes no entienden, el hombre se debruza preguntando el por qué
mientras la lágrima escurre su cantar y su sentir tan suavemente
rodando, candorosa, yendo para siempre detrás de un sueño de Dios, escapado del suspiro de un ángel,que sólo ellas entienden.
Tania Suárez Parrado (Brasil)